lunes, 28 de septiembre de 2009

Fransisco de Asís


Francisco de Asís amaba la Naturaleza. Algunos le tacharían de bobo, porque se cuenta que hablaba con los pajarillos del bosque, con las plantas y con el agua de los arroyos, de la decía era humilde, pura, sencilla y clara, quizá los rasgos más anhelados y más raros de encontrar en un ser humano, y por lo tanto siempre digna de ser imitada por el hombre.

En su tiempo no se hablaba de ecología, ni estaba tan bien visto como hoy ser ecologista, pero sin duda él sí lo era. Y lo era, seguramente, porque amaba a Dios, a la Naturaleza y a sí mismo, llevando su vida como el agua, con sencillez, pureza y humildad.

¿Qué necesitamos para respetar, cuidar y valorar a cualquier persona, animal o cosa, para respetar a la Naturaleza toda? Creo que basta con amarla.

He leído que los indios americanos amaban la tierra en que vivían. Cuando algún necio advenedizo y prepotente les propuso comprarle sus tierras, el jefe indio quedó perplejo, y casi se le cayó la pipa de la boca. ¿Comprar la tierra? ¿Es que acaso son mías las tierras? ¿Cómo se puede vender algo que solo es de los dioses? ¿Puedo yo vender esta tierra, si ha sido estercolada con los huesos de nuestros antepasados, es vida para los animales, es casa de las hierbas, espacios del sol y la luna, de los vientos y las estrellas?

No podía comprender eso.

Pero la cuestión es otra. En la práctica ¿cuál sería nuestra relación correcta con la Naturaleza? Antes he dicho que amarla. ¿Pero... a qué lleva ese amor, de existir? ¿Es lícito variar su equilibrio mediante nuestra intervención? ¿Hay que dejarla a su aire y amoldarnos a ella?

Quizá seamos, no sus amos, pero sí sus cuidadores. Recuerdo que en el Génesis se dice:
“Tomó Yahvé Dios al hombre, y le puso en el jardín del Edén para que lo cultivase y guardase...”

¿Qué es cultivar y guardar? Pues yo creo que quizá sea parecido a nuestro deber de padres para con nuestros hijos. Cultivar y guardar. Todos sabemos que no somos dueños de nuestros hijos, tal como bellamente lo expone K. Gibrán en su libro “El profeta”.

La Naturaleza no es nuestra, pero es nuestro deber cuidarla, con el mismo amor que profesamos a nuestros hijos, con la misma protección, así nos debemos a ella. No se vende a un hijo, no se daña a un hijo, ni tampoco se obliga a un hijo a ir en contra de su destino.

Y no se puede respetar ni amar lo que no se conoce.

He escuchado que el mago es mago porque que ama la Naturaleza, aprende sus leyes y vive según ellas. Y también escuché que colabora con ella, y, de forma natural, ella le sirve y le presta obediencia.

Los árboles, los arroyos o las montañas son nuestros compañeros de viaje y nuestros hermanos (como diría Francisco de Asís), con los que juntos desarrollamos nuestra vida y buscamos nuestro destino.

Igual que hacen ellos.

5 comentarios:

  1. Precioso...La naturaleza es nuestra madre, ¿quien es capaz de venderla, de arrancarla, de castigarla siendo ella tan pura y generosa?
    Saludos!

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  2. QUE BUEN POST ME ENCANTO ES MUY BUENO QUE REFLEXIONEMOS SOBRE LA NATURALEZA Y LOS ANIMALES POR QUE ELLA NOS DA MUCHA SABIDURIA AMOR Y PUREZA.

    GRACIAS POR VISITARME ESTAREMOS EN CONTACTO AMIGO..

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  3. Con toda certeza sé que soy parte del alma de mi Madre-Natura y que al contemplarla me conozco, me veo, me siento realmente en "Casa", en "familia". Les Pertenezco, soy sencillamente Feliz, en cada Reencuentro.

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  4. Precioso post y con pasajes de una vida ejemplar como la de Francisco de Asis.Realmente conmovedora y visionaria en muchos aspectos como ese inmenso amor hacia la naturaleza. Gracias por compartirlo.
    Después de una ausencia involuntaria, vuelvo a leerte y a dejarte mi abrazo incondicional de siempre.

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  5. Óyeme, sinvergüenza, sabes de sobra que este escrito es mío, y está, lógicamente publicado en mi blog, de donde lo has copiado, sin siquiera citar la fuente.
    Supongo que eres de ese grupito de "Movimiento esotérico", que mejor se podía llamar "Movimiento de copiones". Ya sabes, Júpiter, El Santuario de la Luz, Utopía, etc. todos ellos blogs de copiones.

    Anda,dejad de copiar y reflexionar un poco, no os hará daño...

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