viernes, 18 de febrero de 2011

La soledad del alma


El Alma también tiene miedo de la soledad, pero sus temores son de otro tipo. No la preocupan tanto las cosas que podría conseguir o perder. Sus preocupaciones son mucho más profundas. No la preocupan tanto los errores de otros como sus propios errores. Y su felicidad no depende de lo que pueda obtener de otros sino de su propia capacidad de amor, sacrificio y dación.

Parece paradójico, pero precisamente cuando un hombre ya no necesita nada para sí mismo, el Destino le hace encontrar en su camino a seres queridos, verdaderos compañeros de ruta que aspiran a estar a su lado atraídos por la fuerza de su alma. Para convivir verdaderamente con otra persona, es necesario primero dejar de depender de ella.